José Danelotti, Presidente del club Monte Grande, elaboró y publicó hace unos años una carta abierta para el rugby infantil, pero que alcanza a todos los deportes, dirigida a padres, entrenadores y dirigentes.
Esa carta representa una noticia auspiciosa que debiera tener entusiastas imitadores en todas las latitudes.
“Dejenme jugar con la alegría que de por sí represento, déjenme ser un niño que a mi me gusta serlo.
Dejenme vivir la edad que tengo, pues solo pasa una vez por mi vida.
No se desesperen por mis derrotas y menos aún no se sientan derrotados, pues el dolor que me produce perder, termina cinco segundos después del llanto y ya ni me acuerdo volviendo a sentir alegría por jugar y ser un niño.
No quieran que sea un chico grande, busquen que sea un gran chico…
Cuando estoy jugando yo soy feliz, y pareciera desde adentro que compitieran los de afuera por nosotros, que se tuvieran celos entre los padres, que sufrieran por el triunfo que no llega.
¡ Por favor ¡ Dejenme jugar sin presiones, sin retos, sin tantas correcciones, sin ver la triste realidad de verlos pelear por mi.
¡ Por favor ¡ Dejenme que juegue solo, dejen que me divierta, dejen que sea feliz; no lo olviden, soy un niño…y solo una vez en la vida.”
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Dejenme Jugar
José Danelotti, Presidente del club Monte Grande, elaboró y publicó hace unos años una carta abierta para el rugby infantil, pero que alcanza a todos los deportes, dirigida a padres, entrenadores y dirigentes.
Esa carta representa una noticia auspiciosa que debiera tener entusiastas imitadores en todas las latitudes.
“Dejenme jugar con la alegría que de por sí represento, déjenme ser un niño que a mi me gusta serlo.
Dejenme vivir la edad que tengo, pues solo pasa una vez por mi vida.
No se desesperen por mis derrotas y menos aún no se sientan derrotados, pues el dolor que me produce perder, termina cinco segundos después del llanto y ya ni me acuerdo volviendo a sentir alegría por jugar y ser un niño.
No quieran que sea un chico grande, busquen que sea un gran chico…
Cuando estoy jugando yo soy feliz, y pareciera desde adentro que compitieran los de afuera por nosotros, que se tuvieran celos entre los padres, que sufrieran por el triunfo que no llega.
¡ Por favor ¡ Dejenme jugar sin presiones, sin retos, sin tantas correcciones, sin ver la triste realidad de verlos pelear por mi.
¡ Por favor ¡ Dejenme que juegue solo, dejen que me divierta, dejen que sea feliz; no lo olviden, soy un niño…y solo una vez en la vida.”
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